febrero 19, 2007

Ema (I)

Era una noche calurosa de primavera. Ema salió de su casa a comprar cigarrillos. Caminó despacio las tres cuadras hasta la avenida, quería hacer eterno ese paseo por el barrio, (aunque la rabia que sentía no se disipaba con esa caminata).

Compró en el kiosco de la esquina de Armenia como siempre. Se detuvo a contar el vuelto y se le cayeron las monedas. Pensó que nada le salía bien ese día. Se sentó en la entrada de un negocio ya cerrado. La gente paseaba contenta, unos chicos se juntaban en la esquina a tomar una cerveza, una nenita que pasó a su lado le hizo una sonrisa que Ema le devolvió por cortesía o por obligación (después pensó que la cortesía tiene mucho de obligación). Y en la vereda de enfrente se abrió una puerta. En todos los años que vivió en el barrio, nunca se percató que allí había un edificio de departamentos. Vió salir a un muchachito flaco que sostenía un cigarro en la boca y empujaba una bicicleta negra y antigua. De repente sintió el pecho abierto y un aire inmenso que la llenaba. Era una sensación conocida. Una alegría que la transportaba por fracciones de segundo a un sitio perfecto. Lo que presenció, fue una escena que no era de ese tiempo, ni de ese lugar pero le resultaba amorosamente familiar.

2 comentarios:

Álvarez Gómez dijo...

Ela, no estaba al tanto de esta casa suya que visitaré con mucho placer.

AG

Ela dijo...

Ah pero casi me caigo de culo cuando lo vi aca!
Que placer!
Me alegro de su visita y me encantaria que vuelva.
Espero sus críticas constructivas y no . Y sus comentarios.
Saludos