Era una tarde de verano pero hacia mucho frío, lo cual podría haber leído como una señal de que ese iba a ser un día raro, pero no lo hice. Atribuí la humedad y el frío del ambiente a la proximidad al mar y al viento fuerte. Se hacía insoportable permanecer en la intemperie, así que mi amigo y yo nos resguardamos en su casa de la playa. Fue en ese momento que experimenté el nerviosismo que me invade cuando no puedo ponerle nombre a lo que siento. (Ahora creo que también a ese nerviosismo lo tendría que haber tomado como una advertencia).
La soledad mezclada con la lluvia, los malos programas de TV y la inercia, suelen ser una combinación perfecta para ponerse a hacer “cosas” que no vienen al caso (porque no se corresponden con el caso del Presente. No sirve que se trate del caso de hace un año o de ayer, y menos sirve que se trate del caso de una idealización) Esas cosas que no vienen al caso son: sacarse la ropa, apagar luz (en este orden) y proceder a tener relaciones sexuales con un hombre que pusimos en el lugar de “ideal” y que está enamorado de otra mujer.
Lo que sucedió, fue algo que no puede entrar en ninguna clasificación ordinaria, como la de Hacer el amor o Tener sexo. Tendríamos que escribir una tercera categoría para actos que son de unión y de goce, pero se vuelven trágicos por resultar reveladores de una verdad que podía permanecer velada, si dicho encuentro no se producía. (Mantener algo velado con una ilusión. A veces Lo Imaginario puede ser infinitamente mas placentero que cuarenta minutos del mejor “sexo” -para una mujer)
Esta tercera forma de encuentro sexual es placentera, pero al mismo tiempo, en ella se experimenta una sensación espantosa. (Espanto: terror, asombro, consternación).
La soledad mezclada con la lluvia, los malos programas de TV y la inercia, suelen ser una combinación perfecta para ponerse a hacer “cosas” que no vienen al caso (porque no se corresponden con el caso del Presente. No sirve que se trate del caso de hace un año o de ayer, y menos sirve que se trate del caso de una idealización) Esas cosas que no vienen al caso son: sacarse la ropa, apagar luz (en este orden) y proceder a tener relaciones sexuales con un hombre que pusimos en el lugar de “ideal” y que está enamorado de otra mujer.
Lo que sucedió, fue algo que no puede entrar en ninguna clasificación ordinaria, como la de Hacer el amor o Tener sexo. Tendríamos que escribir una tercera categoría para actos que son de unión y de goce, pero se vuelven trágicos por resultar reveladores de una verdad que podía permanecer velada, si dicho encuentro no se producía. (Mantener algo velado con una ilusión. A veces Lo Imaginario puede ser infinitamente mas placentero que cuarenta minutos del mejor “sexo” -para una mujer)
Esta tercera forma de encuentro sexual es placentera, pero al mismo tiempo, en ella se experimenta una sensación espantosa. (Espanto: terror, asombro, consternación).
En cuanto a mi vivencia, puedo decir que lo que sucedió fue que me vi reflejada en este hombre y la imagen que me devolvía, era horrible (Horrible: que causa horror. feo. Muy malo, pésimo). Y ahora trato en vano de que estas palabras tengan el peso del dolor que sentí en ese momento, cuando significantes como sapo, espanto, oscuro, fealdad venían a mi mente.
No encontré en esa oportunidad, ni encuentro ahora, otras palabras para describir mis impresiones. El extrañamiento. El asco de mi. Lo siniestro. Vi en mi cuerpo formas aberrantes y mi pavor no fue solo debido a la atrocidad de esas formas, sino también a que nunca antes las había visto.
El otro, al manejar la luz, nos indica donde debemos mirar, decide qué y cómo lo veremos. Lo hace con sus ojos. Ilumina innombrables. Pero lejos de quedarme en silencio, escribo.
No encontré en esa oportunidad, ni encuentro ahora, otras palabras para describir mis impresiones. El extrañamiento. El asco de mi. Lo siniestro. Vi en mi cuerpo formas aberrantes y mi pavor no fue solo debido a la atrocidad de esas formas, sino también a que nunca antes las había visto.
El otro, al manejar la luz, nos indica donde debemos mirar, decide qué y cómo lo veremos. Lo hace con sus ojos. Ilumina innombrables. Pero lejos de quedarme en silencio, escribo.
*Variantes, Alvarez Gomez. Ver www.alvarezgomez.blogspot.com