abril 23, 2007

Ficcion/es

Llevó el cigarrillo a su boca y dio una pitada larguísima. Tragó el humo, tal vez para llenarse. Estaba nervioso. Sentía una opresión en el pecho, mezcla de ansiedad y la angustia que uno vive cuando sabe que está cometiendo un error. ¿Un error? Tal vez lo fuera para Paula. Para él no era un error encontrarse con Ema, una mujer que no conocía y aun asi, le había quitado el sueño varias noches. Esas noches las había pasado sin dormir por pensarla, por idear estrategias para encontrarla, por imaginarle un cuerpo, y mucho mas, por lo que seguía después de imaginarle un cuerpo, claro. Un cuerpo claro.

Ahora la esperaba en la esquina de Ramblas y Ferran. Quince minutos para las cinco de la tarde. Hacia tanto frío. Esa mañana en El País, leyó un artículo que decía que este Enero, era el mas frío de los últimos diez años. Desechó la idea la caminar por la playa (un poco por el recuerdo del artículo mencionado, y mucho porque caminar por la playa era algo que le gustaba hacer a Paula y cuando pensaba “Paula” se le comprimía aun mas el pecho y otro sector de su anatomía). Llevaría a Ema a algún Café de la plaza, estaban cerca de allí. Si la cosa iba bien podían ir a cenar. Claro que existía la posibilidad de que ella no se presentara. Es que Joaquín solo había conseguido la dirección de correo electrónico de Ema. Para asegurarse un margen de error (necesario para quienes quieren darle al “destino” alguna parte de responsabilidad en ciertos “asuntos”, como si de alguna forma eso minimizara luego la culpa, consecuencia ineludible para quienes creen que en casos como este -de infidelidad- uno jode a su pareja) le envió a Ema un único mail, en el que le explicaba quién era él, cómo era su aspecto y por qué quería conocerla. Le indicó el lugar: Ramblas y Ferran, la hora: cinco de la tarde, y cómo estaría vestido para que lo reconociera. Agregó que no quería un mail de respuesta (tal vez no quería preguntas) porque eso complicaría las cosas, así que solo la esperaría allí y si ella no asistía a la cita, no habría reproches (aunque seguramente alguna amargura).

Cinco menos diez minutos. Si la cena se daba bien, podían ir a tomar un café, pensó Joaquín. Tomar café y ojala acepte tomarlo en mi departamento.

“Se trata de ser fiel a uno mismo” – le había dicho Paula unos días atrás, “eso es la fidelidad. Y no empieces con eso de quién es uno y que uno es el Otro. Está la ilusión de Uno, que se yo”. A esto, Joaquin le contestó que era una ridícula.
Pero Paula se expresaba sin pensar muy bien las palabras, tal vez hasta sin medir las consecuencias. Decía que si pensaba cada palabra, no podía hablar, no podía escribir, no podía llamarse. Ella hablaba sin creer que había un juez. Sin siquiera pensar en la existencia de un testigo. Pero tal vez hablara solo por el testigo, y solo para él.

Las cinco de la tarde.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

su vuelta ha sido un globo rojo en esta tarde apagada...
usted es una de mis pocas amigas dentro de este mundillo virtual.
suelo tener más piel con los hombres, pero usted, usted es especial.

espero que haya estado bien, muy bien

con cariño
j

Ela dijo...

Que linda, Maga.Gracias.

Estuve demasiado bien. En lo que respecta a este espacio, nada de lo escribo me gusta, así que no estoy subiendo cosas por eso. Creo que pienso en testigos muy exigentes. Pero ya se me va a pasar.

Unknown dijo...

Si carmela, despreocupese q esta muy bien lo q esta escribiendo.

Zizek dijo...

tranquila ELA!! está escribiendo lindo.
Silenciosamente se la lee. Y bien.
A todos nos pasa.

En lo particular, a mí me pasa una cosa terrible. Le voy a explicar, aunque... usted no me lo va a creer, pero desde que todo esto empezó mi vida cambió. Le cuento: es así, pasó que una vez. Bah, mire no se lo digo porque es una cosa de locos. Uno tiene tantas cosas que decir que al final termina diciendo nada, pero todo a la vez. Me entiende, no?


SaludoZ

Anónimo dijo...

quién es este salame?

Guille

Zizek dijo...

upa. Hay lectores sensibles en tu blog, Ela.
SZ

Penelope dijo...

Carmela, primera vez que entro a su casa y sus textos me consumieron en un frenesi lectatorial (y si, vale que me invente una palabra).
Corrientes. Ay, ay Corrientes. Tanto pasa por ahi los sabados que no se imagina como me llegaron las alusiones a esta querida av.
“Se trata de ser fiel a uno mismo”“eso es la fidelidad."
TAN de acuerdo con Paula. Una Paula, o las Paulas? Como las de AG.

No se, tal vez me agarro en un momento para este tipo de escrituras y mañana me desentiendo, desencanto

Pero hoy se vive tal cual. Sea ficcion, sea realidad. Cuando uno vive mucho de flotante, esa ficcion deviene realidad, no?

Catartico, puede ser. Me disculpo por la intromision.

Bueno leerla, Carmela.

Saludos

P.