Solos pensaba hoy, que mirando con perspectiva ciertos hechos del pasado, éstos cobran un sentido mucho mas sencillo que cuando los vivimos.
Un ejemplo concreto, pensó Solos, son las separaciones. En el momento en que uno vive una separación, el dolor es inmenso y uno busca los motivos que llevaron a la ruptura. Piensa las razones, repasa uno a uno sus “síntomas” y los del conyugue, para llegar a una conclusión que le pueda proporcionar una explicación. Entonces se encuentran una maraña de argumentos elaboradísimos (ni hablar si para su análisis se recurrió a un profesional), donde se detallan desde el Edipo, las características de las personalidades, los grupos sanguíneos y hasta quizás alguna enfermedad psíquica de cada uno de los integrantes de la pareja. Una mezcla de todo eso causó la separación. Unos pueden reprocharse su parte en la cuestión, martirizarse por eso. Otros dejan la responsabilidad para la otra parte y salen a divertirse para recuperar “tiempo perdido”. Seguro hay otras opciones que Solos no tuvo en cuenta. Pero lo cierto es que un día, tal vez por el paso del tiempo o tal vez por un simple reconocimiento espontáneo, dice Solos, que uno se da cuenta, que en realidad todo es mucho más sencillo.
La gente se separa por algo mucho más superficial, mucho más evidente que la incompatibilidad de caracteres. La separación, mas allá de cualquier fundamento que se encuentre “en el fondo”, es porque no se soporta mas pasar por esos momentos ineludibles de gritos, ruido, reclamos, palabras hirientes, confesiones de ultimo momento. Esos momentos que se repiten y que uno solo puede quedarse a “pasar”, porque uno vive allí y porque uno es parte de eso, forma eso. Eso que “le pasa” a uno, que experimenta en intervalos cada vez más cortos, ese tipo particular de peleas horrorosas, comienzan como discusiones subidas de tono y evolucionan hasta las peleas en las que uno se va, el otro te echa. Sucede una vez, dos veces, mil. No importa la cantidad, sino el límite de cada uno. Así se conforma el final.
Esto no quiere decir que la gente que no pelea horrorosamente no se separa, pero sí que tiene muchas menos posibilidades. *
Un ejemplo concreto, pensó Solos, son las separaciones. En el momento en que uno vive una separación, el dolor es inmenso y uno busca los motivos que llevaron a la ruptura. Piensa las razones, repasa uno a uno sus “síntomas” y los del conyugue, para llegar a una conclusión que le pueda proporcionar una explicación. Entonces se encuentran una maraña de argumentos elaboradísimos (ni hablar si para su análisis se recurrió a un profesional), donde se detallan desde el Edipo, las características de las personalidades, los grupos sanguíneos y hasta quizás alguna enfermedad psíquica de cada uno de los integrantes de la pareja. Una mezcla de todo eso causó la separación. Unos pueden reprocharse su parte en la cuestión, martirizarse por eso. Otros dejan la responsabilidad para la otra parte y salen a divertirse para recuperar “tiempo perdido”. Seguro hay otras opciones que Solos no tuvo en cuenta. Pero lo cierto es que un día, tal vez por el paso del tiempo o tal vez por un simple reconocimiento espontáneo, dice Solos, que uno se da cuenta, que en realidad todo es mucho más sencillo.
La gente se separa por algo mucho más superficial, mucho más evidente que la incompatibilidad de caracteres. La separación, mas allá de cualquier fundamento que se encuentre “en el fondo”, es porque no se soporta mas pasar por esos momentos ineludibles de gritos, ruido, reclamos, palabras hirientes, confesiones de ultimo momento. Esos momentos que se repiten y que uno solo puede quedarse a “pasar”, porque uno vive allí y porque uno es parte de eso, forma eso. Eso que “le pasa” a uno, que experimenta en intervalos cada vez más cortos, ese tipo particular de peleas horrorosas, comienzan como discusiones subidas de tono y evolucionan hasta las peleas en las que uno se va, el otro te echa. Sucede una vez, dos veces, mil. No importa la cantidad, sino el límite de cada uno. Así se conforma el final.
Esto no quiere decir que la gente que no pelea horrorosamente no se separa, pero sí que tiene muchas menos posibilidades. *
*Solos, en general, piensa y habla con máximas. (N. del editor)
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