Las cosas buenas dejan sin palabras. Me dejan sin palabras.
El dolor me deja sin palabras.
Ver una cucaracha que lo mas campante camina por mi escritorio mientras escribo, me deja sin palabras.
Me dejan sin palabras los chat, menos cuando hablo con Agostina hasta las 3 de la mañana.
Me dejan sin palabras esas cosas y por eso no hablé mucho todo este tiempo. Tambien podemos pensar que la libido estaba puesta en algún objeto que no era un blog y ese objeto (de amor) era infinitamente mas placentero que la internet. Aunque despues internet y el objeto hagan amistad y se forme algo asi como un triángulo perfecto que me gustaría destrozar. Pero señor, señora, no puedo ir contra tremenda corriente.
En fin.
Vuelvo al ruedo.